La Comisión Europea y la Fundación Mies van der Rohe han otorgado al edificio proyectado por el estudio de arquitectura de Snøhetta, la Ópera y el Ballet Nacional de Noruega, Oslo, el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europa, Premio Mies van der Rohe 2009.
El presidente del jurado ha afirmado que: “La Ópera y el Ballet Nacional Noruego de Oslo es más que un simple edificio. En primer lugar, es un espacio urbano, un regalo para la ciudad. El edificio se puede considerar un catalizador de todas las energías de la ciudad y es un emblema de la regeneración de su tejido urbano.”
Este edificio emblemático realizado por Snøhetta, quien también proyectó la nueva Biblioteca de Alejandría (2002), es el mayor centro cultural construido en Noruega en los últimos 700 años. El tejado de piedras inclinadas -compuesto por 36.000 piezas encajadas– se levanta del fiordo; permite que el público, los residentes y los asistentes a la ópera anden por encima del edificio, lo que crea una relación con la estructura pública. Andar por el techo
En el exterior del edificio, la estructura más impresionante es el blanco artesonado de piedra inclinada que surge directamente desde el fiordo Oslofjord y que da a los visitantes la oportunidad de disfrutar de un paseo y de las vistas de la ciudad.
Desde el fiordo, se puede ver que una de las fachadas del edificio tiene paneles solares. Se trata del espacio con más paneles solares de Noruega, lo que permite suministrar al edificio la energía que necesita.
“La gente de Oslo acude cada día a pasear por su tejado", explica Tarald Lundevall.
De hecho, Snøhetta se vanagloria de tener muy en cuenta el contexto urbano y cultural a la hora de enfocar cada trabajo. "En nuestro estudio es un elemento fundamental, y no sólo en relación al paisaje exterior. Aquí el tejado, blanco e inclinado, es en sí mismo un paisaje urbano".
Lundevall explica que el cliente de la ópera, el ministerio de Cultura noruego, pedía que el edificio fuera a la vez funcional y monumental, "representativo, como una declaración de las cualidades noruegas".En lo que respecta a la monumentalidad decidieron reinventar este término y frente a lo que marca la tradición, amante de la verticalidad simbólica, optaron por una nueva manera de entender la monumentalidad escandinava. La funcionalidad la consiguieron trabajando de manera muy estrecha con sus futuros usuarios para diseñar una especie de "fábrica" con espacios muy flexibles en los que, sin embargo, no renunciaron a la belleza mediante un cuidado revestimiento de madera fina trabajada de manera tradicional.
Lundevall, para quien pase lo que pase, lo que está claro es que la sostenibilidad será uno de los factores que más deberán tener en cuenta los arquitectos. "Cambiará nuestra manera de pensar y de construir. Es el gran desafío actual de la arquitectura". Fuente: Catalina Serra, EL PAÍS
Ambiciosa aventura
La Ópera de Oslo firmada por el estudio Snøhetta es la primera pieza de una operación que transformará completamente la lectura y el uso de un enclave que quiere reivindicarse a sí mismo como Fijord city. Y es que, como tantas ciudades desarrolladas a espaldas del mar, Oslo depositó en las riberas de su fiordo las instalaciones portuarias cerrando a sus habitantes el contacto con el agua.Ahora, esos terrenos ganados al mar han legado un perímetro bellísimo de geometría artificial formado por una serie de penínsulas que recibirán diferentes edificios culturales, como la Biblioteca Nacional y el nuevo Museo Munch, pero que también incluyen construcciones residenciales y comerciales con el fin de extender con no poca naturalidad la ciudad verdadera, y no sólo la de las grandes actuaciones, hasta la orilla.
El edificio explota su emplazamiento convirtiéndose en resolución topográfica del encuentro de la tierra firme con el fiordo y hace de su cubierta un lugar público que ha adquirido una importancia máxima entre los espacios abiertos de la trama urbana.Su desarrollo horizontal y su construcción a base de pliegues de mármol blanco hacen aflorar su condición geológica como si fuera una cantera que siempre estaba ahí y hubiera sido tallada por los arquitectos.
Juan Herreros será el encargado de abrir la capital noruega al mar.