miércoles, 27 de noviembre de 2019

TAMARA DE LEMPICKA

"Chica con guantes", 1930
      
La obra fundamental de TAMARA DE LEMPICKA, se desarrolla en el PERÍODO DE ENTREGUERRAS (entre 1920 y 1939), en un estilo que no se puede incluir dentro de las vanguardias dado que estas suponen una ruptura con el arte anterior mientras que el Art Déco, que la artista desarrolla, supone una evolución a partir del Art Nouveau.
ART DECÓ
Término descriptivo que se aplica a un estilo de arte decorativo que se extendió por toda Europa y Estados Unidos durante la década de los veinte y los treinta. El punto álgido del Art Decó fue en el periodo entre las dos guerras mundiales y unió a todas las artes (decorativas, gráficas, arquitectura, joyería, escultura, pintura, cine…). Un estilo clásico, simétrico y rectilíneo que alcanzó su mayor apogeo entre 1925 y 1935, pero que hunde sus raíces en movimientos anteriores como el cubismo y el futurismo, así como en la influencia de la Bauhaus.
“Portrait of Mrs. Boucard”, 1931
“Retrato de Madame Allan Bott”, 1930
TAMARA DE LEMPICKAartista libre tanto en el arte como en la vida. Su arte con un estilo inconfundible supuso toda una revolución. En 1925 se realiza la primera exposición de Art Decó en París. Tamara se convierte en un icono del art decó.
"DUQUESA DE LA SALLE", 1925
TAMARA DE LEMPICKA EN PARÍS (1918-1929)
Al término de la Primera Guerra Mundial, y con la destrucción de los grandes imperios europeos, París se convirtió en un lugar de encuentro y de nuevos comienzos para artistas e intelectuales de todo el mundo, que vivieron una etapa de efervescencia inigualable en lo que fueron denominados “Los años locos”.
La artista se marcha a París en 1918 huyendo de la Revolución Rusa. Recibió clases de arte de los pintores Maurice Denis y André Lhote en la Academia de la Grande Chaumiere en Montparnasse.
Expone en el Salón de Otoño de 1922 y en 1925 ya es una celebridad emblemática del ART DÉCO. 
Retrato del marqués d'Aflitto
RASGOS ESTILÍSTICOS
Lempicka nunca pretendió realizar una ruptura brusca con el pasado. Su obra surge por evolución a partir del Art Nouveau. Por eso, a pesar de su originalidad no se puede encuadrar dentro de las rupturistas vanguardias. La artista intenta combinar tradición y modernismo. Dedicó bastante tiempo al  estudio y conocimiento del arte renacentista. En su obra se percibe la influencia de Ingres. También de Botticelli y el Manierismo en general. 
FORMAS, COLORES Y COMPOSICIÓN
Retratos femeninos y desnudos de ambos sexos, siempre sensuales, distantes y poderosos. Sus modelos, arropados por seductoras luces y texturas, llaman nuestra atención, pero rehúyen la mirada con una actitud arrogante y misteriosa.
Cuadros de grandes dimensiones, colores de tonos metalizados, fríos, brillantes, planos, sin gradación tonal y con un claroscuro que aporta dramatismo. Formas geometrizadas que evocan el cubismo, simplificadas, tendentes a la abstracción.
Las mujeres que pinta son estilizadas pero con un peso y solidez  que le dan carácter escultórico y un cierto clasicismo.
La pose lánguida de esas mujeres contrasta con las máquinas o rascacielos que aparecen en las obras, son un ejemplo de mujer de vanguardia, independiente y sexualmente liberada.
Las obras de Tamara de Lempicka son reconocibles a primera vista,  su estilo muy personal, único. Influyó en movimientos artísticos como  el Pop Art y el Comic
INFLUENCIAS
CLASICISMO Y MODERNIDAD 
Tamara de Lempicka admiraba el Renacimiento y a los maestros de este periodo, por lo que dedicó bastante tiempo a su estudio y conocimiento. Este hecho quedo claramente reflejado en su obra y en la perfección de los detalles que representa  en cada una de ellas.
TAMARA DE LEMPICKA EN NUEVA YORK
Trás la I Guerra Mundial, Estados Unidos experimentó un período de prosperidad económica entre 1922 y 1929. 
Al ritmo de estos cambios profundos, el mundo del arte evoluciona.

Los felices años 20 alejan el fantasma belicista y crean un clima de frivolidad y lujo en torno a los principales centros del mundo artístico. Las élites de la burguesía demandan obras de arte que dejen constancia de su "status". Escapando del nazismo llega a este entorno privilegiado una artista singular, Tamara de Lempicka. Su arte, su manera libre de vivir, su personalidad intensa y una capacidad creativa única, la convertirán en una figura destacada entre los círculos sociales más poderosos de Nueva York.
"Retrato de su Alteza Imperial el Gran Duque Gabriel", 1926
"Andrómeda", 1927
La pose lánguida de las mujeres contrasta con los rascacielos que aparecen en las obras.
"Compartiendo secretos", 1928

Este retrato de Kizette, significó mucho para la artista. Con él ganó la medalla en la Exposición Internacional de Poznan en 1929 con su primera pintura abiertamente religiosa.
"Retrato de un hombre", 1928
Esta obra es una síntesis de dos puntos de vista estéticos aparentemente contradictorios: por una parte se inspira en el Renacimiento italiano, en forma de una figura casi seráfica, melancólica. Pero a ello añade una visión contemporánea que se transmite por la presencia de fondo de una metrópolis futurista. 
En 1929 se autorretrata conduciendo un Bugatti verde (en realidad tenía un Renault amarillo), con rostro enigmáticamente frío, mirada perdida, guantes, y pañuelo que podría recordar a la bailarina estadounidense Isadora Duncan, muerta ese mismo año al engancharse su largo chal con las ruedas de su Bugatti. Era una portada encargada por la revista de modas alemana «Die Dame» que quería simbolizar la independencia femenina y que convirtió a Tamara de Lempicka, en un icono del diseño, de la sofisticación, del estilo lujoso y decadente de la burguesía.
"Autorretrato en el bugatti verde", 1929
“Retrato de Mrs. Bush”, 1929
El Art Déco se basa, en especial, en la geometría del cubo, la esfera y la línea recta. La artista modela las figuras, siempre aristadas y de volúmenes muy geométricos. Con ello logra una mayor artificiosidad en sus figuras que así resultan más extrañas y sugerentes
"Retrato del Dr. Boucard", 1929


"Adán y Eva", 1931
Muchos de los retratos que realizó Tamara de Lempicka se convirtieron en iconos de un estilo de vida, al igual que sus desnudos se convirtieron en sugerentes obras que aunaban el espíritu clásico con la vanguardia cubista.
"Retrato de una joven dama y una columna cuadrada", 1931
"La hora azul", 1931
"Retrato de Marjorie Ferry", 1932
Santa Teresa en éxtasis, inspirado en la escultura de Bernini