"O Curioso Impertinente", me envía una atractiva sugerencia.
Dejo a continuación sus palabras y un párrafo de la novela que me remite:
Como somentes lle queda un mes a este ano xacobeo, aproveito para achegar a "Imágenes y palabras" esta obriña sobre o camiño de Santiago. Na novela asistimos ó deambular, de Bretaña a Santiago de Compostela, dunha cadrilla de constructores de catedrais responsables do trazado das novas plantas de igrexas e abadías e da creación de naves e bóvedas innovadoras, seguindo os criterios de edificación e as solucións formais de Bernardo de Claraval, auténtico inspirador da arquitectura cistercense:
"A igrexia que aquí lles ofrecían era, pola contra, do tipo máis sinxelo e máis desnudo. -E aposto a que os capiteis estarán espidos coma cús de vasos -dixo con desdén un deles.
-Unha folla de acedeira en cada esquina do ábaco e chega. -dixo outro.
-¿Unha folla de acedeira? -bromeou un terceiro-, ¿queres rirte? Para os monxes brancos unha folla de acedeira é unha orxía.
Todos riron."
Fronte ós excesos de Cluny, a austeridade do Císter: o despoxamento estatuario, a querencia polos espacios espidos, o paso das construccións en madeira ás de pedra, etc, que supoñen a transición da arquitectura románica á arquitectura gótica.
Intradós, sublime proporción ou número áureo son términos que asoman con frecuencia nestas páxinas."
Rosetón de Chartres
El templo cristiano era el núcleo espiritual y social de la ciudad. En él se rezaba, se enseñaba y se santificaban las fiestas. La edificación de una catedral tradujo la voluntad de reunir a los cristianos, al mismo tiempo que la devoción, y también cierta ansia de prestigio.La construcción estaba reservada a especialistas altamente cualificados, reunidos en cofradías cuyas tradiciones iniciáticas y técnicas se remontaban el Antiguo Oriente. La existencia de las canterías y el nacimiento del las catedrales, que se extendió sobre todo el Occidente, fueron el fruto de una estrecha asociación entre los obispos, los canónigos y los maestros de obra.
En los tajos reinaba una rigurosa jerarquía, que iba desde el arquitecto al peón. Este último no formaba parte de la comunidad de los constructores propiamente dicha, que no comprendía más que oficios enseñados por maestros: talladores de piedra, escultores, diseñadores, carpinteros y vidrieros. En las logias construidas a pie de obra aprendían el arte y compartían la comida.
Multitud de miniaturas, grabados y esculturas representan a los artesanos entregados al trabajo. Algunos documentos les fueron, además, consagrados especialmente, como el admirable cuaderno de croquis del maestro de obra Villard de Honnecourt, en el que se revelan los principios del arte del trazado, así como los medios técnicos utilizados, tales como los aparatos de elevación y las máquinas hidráulicas. (Fuente: PLANETA SEDNA)
Guillaume de Tyr, Histoire d'Outremer. Reconstrucción del templo de Jerusalem. siglo XV (BNF)
Construccion de Saint Denis
JEAN FOUQUET: Grabado sobre la construcción del templo de Jerusalem
GUILLAUME CRETIN. CRÓNICAS FRANCESAS.Construction de Saint-Jaques de Compostelle. SIGLO XVI (BNF)
Los talleres itinerantes
Equipos de canteros especializados en la construcción de recias iglesias y monasterios, se desplazan por la Cristiandad aportando soluciones técnicas y constructivas que mejorarán la calidad arquitectónica de los edificios. Estos talleres van extendiendo los logros técnicos a través del Camino de Santiago, dando unidad estilística al arte medieval. Sobre esta base común se superponen signos de identidad regionales.
Sus marcas, verdaderos signos de identidad corporativa, han quedado en los sillares que conforman los muros.
Las marcas de los canteros
Los signos lapidarios que aparecen en los sillares de los edificios están íntimamente ligados a las logias de los canteros medievales. Los especialistas todavía no se han puesto de acuerdo sobre cuál podía ser su finalidad. Para algunos eran simplemente marcas que responsabilizaran a los artesanos en el cumplimiento de su trabajo y en el cobro de su salario, en cambio para otros serían signos relacionados con la astrología, la alquimia o la magia, o incluso pertenecientes a viejos alfabetos masónicos que pueden observarse en antiguos edificios egipcios, romanos y griegos.
Henry Vincenot, autor de la novela
Las marcas de los canteros
Los signos lapidarios que aparecen en los sillares de los edificios están íntimamente ligados a las logias de los canteros medievales. Los especialistas todavía no se han puesto de acuerdo sobre cuál podía ser su finalidad. Para algunos eran simplemente marcas que responsabilizaran a los artesanos en el cumplimiento de su trabajo y en el cobro de su salario, en cambio para otros serían signos relacionados con la astrología, la alquimia o la magia, o incluso pertenecientes a viejos alfabetos masónicos que pueden observarse en antiguos edificios egipcios, romanos y griegos.
Henry Vincenot, autor de la novela
Nacido en Dijon en 1912, Henry Vincenot fue considerado uno de los más grandes escritores identitarios del siglo pasado. Hombre de letras, pintor y escultor, que encarnó su identidad en la vida cotidiana, y supo transmitirlo en sus creaciones artísticas y literarias.
Escritor combativo, su literatura está profundamente marcada por su compromiso con su Borgoña natal. Henry Vincenot siempre estuvo dispuesto a defender el patrimonio de su región, su país y de Europa frente a un mundo desencantado, individualista, materialista y mercantil. Murió el 21 de noviembre 1985 en Dijon.
Sus personajes, a menudo truculentos, hablan un lenguaje fuertemente impregnado de un dialecto que, según Vincenot, deriva con claridad del céltico.
Henri Vincenot canta la civilización lenta, una manera de vivir anterior al ferrocarril y al automóvil.
Pero también es Bretaña, donde permaneció en 1927, en Pordic por razones de salud, lo que le llevó al celtismo y el celtismo lo hizo regresar a Bretaña. En sus escritos, habla y pone en valor las antiguas prácticas paganas, celtas, mostrando aquellas que están integradas en la cultura popular católica.
Entre sus obras dedica una al Camino de Santiago, "Estrellas de Compostela“, estrellas que conducen a un joven borgoñón del siglo XIII a penetrar en los secretos de las misteriosas aventuras de los constructores de catedrales.
Hola Ana!!!!
ResponderEliminarTe cuento que estoy trabajando en un libro para educadores sobre TIC que será publicado el año próximo por la editorial "Novedades Educativas" de Buenos Aires, Argentina.
Uno de los capítulos está dedicado a los Blogs y seleccioné de "Tu Blog en mi Blog" aquellos que considero más significativos y representativos para transcribir parte de la presentación que realizaron sus autores,
Me gustaría incluir la tuya. Me das tu permiso?
Saludos
Cristina
Hola Cristina:
ResponderEliminarPor supuesto que puedes incluir mi presentación. Para mi es una satisfacción que la tengas en cuenta.
Suerte con tu proyecto.
Saludos
Ana
Hola, Ana,
ResponderEliminarTenía, tengo, este entrañable libro, lo leí hace tiempo.
No recuerdo dónde está o si lo dejé a alguien.
Hoy, 25 de julio,Santiago, quería ponerlo en el fb de mi blog.
Con tu permiso te enlazo.
Muchas gracias,
Saludos,