jueves, 24 de julio de 2008

PRECEDENTES ICONOGRÁFICOS DEL IMPRESIONISMO: VELÁZQUEZ - MANET

A lo largo de la Historia, numerosos artistas han recreado su mirada en el estudio de la obra de los creadores ya consagrados.

Ellos han sido, en ocasiones, lugar de referencia. Sus obras les han servido de inspiración o de punto de encuentro actualizándolas, a modo de homenaje.
EL PÍFANO de Manet (1866) evoca la obra de Velázquez, Pablo de Valladolid. Manet sitúa su personaje en un lugar ambiguo, con un fondo neutro, sin referencias espaciales: ni suelo, ni paredes que enmarquen la figura.

En la obra de Velázquez, PABLO DE VALLADOLID (1632-1637), el espacio está sugerido por la sombra que proyecta la figura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EL BALCON-1868-1869. Es éste uno de los cuadros más bellos y más conocidos de Manet. Sin embargo, cuando el artista lo expuso en el Salón de 1869 no ocultaba su inquietud respecto a cómo sería acogido por la crítica parisién; y de hecho no se equivocó, pues la crítica de la época demostró su incompetencia y falta de sensibilidad al oponer reparos y objeciones a la obra.
"El balcón", al igual que la "Olimpia" del mismo artista, es una pieza capital de la pintura de todos los tiempos. Fue concebida en Boulogne-sur-Mer, realizando Manet previamente, "in situ", bocetos y dibujos bajo la obsesión de los contrastes y los efectos de luz. La tela, no obstante, fue pintada en París posteriormente, teniendo como modelos a la pintora Berthe Morisot (que aparece sentada en el cuadro), a Jenny Claus, al pintor Guillemet y al niño León Koella-Leenhoff que se vislumbra al fondo.
Respecto a este cuadro se ha hablado mucho de influencia de la pintura española y, concretamente, de las manolas de Goya. Manet había viajado por España, pero lo cierto, como ha revelado Jean Adhémar, es que en 1867 se vendió en París la colección Salamanca, y en ella había dos cuadros de Alenza, muy goyescos, representando a unas mujeres asomadas al balcón. Es posible que Manet se inspirase en ellos.
Este cuadro que comentamos revela una gran elegancia y es como la síntesis y el perfume de un mundo en derrota, próximo a desaparecer.

Juan Perucho. El Palco. Dietario lírico de un crítico de arte 1943-1947.

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