miércoles, 25 de junio de 2008

GOYA: ASMODEA

Asmodea, una de las pinturas negras de la Quinta del Sordo, en el Museo del Prado. El tema del cuadro es quizá una versión femenina de Asmodeo, el demonio bíblico que es derrotado por Tobías, relacionado a su vez con Aesma Daeva, el genio persa de la ira, protagonista de El diablo cojuelo, obra de Velez de Guevara de 1641. En esta novela el diablo Cojuelo transporta por el aire a Don Cleofas. El diablo adquiere una manifestación femenina en la figura flotante de una corpulenta bruja, arropada en un manto rojo, que haría volar por sus artes mágicas a don Cleofas, quien levanta su dedo índice en dirección a una fortaleza sobre una montaña.

GOYA: EL TIEMPO Y EL ESPACIO

El "genio", por supuesto, desafía los análisis históricos. Pero incluso el "genio" está localizado en el tiempo y en el espacio y trabaja con el tiempo y el espacio. Es posible desenredar y delinear los elementos que Goya fusionó en su logro artístico. Todos proceden directamente del carácter del pintor y del carácter de su España. Lo fundamental de este carácter es la impetuosa fe en sí mismo que le condujo a la rebelión creadora y a la Ilustración, que determinó su reacción ante la política general y la desgracia personal. Su compromiso con la Ilustración, y con una Ilustración en su característica forma española. Su obra hubiera perdido la mitad de su fuerza. Su principal tensión interior era, precisamente, entre la Razón y la dolorosa y vívida conciencia de las fuerzas más oscuras del ser humano, no menos enraizadas en el del pueblo español, del que procedía y con el que tanto tenía en común. En ninguna otra parte adoptó el conflicto la misma forma que en España; en ninguna otra parte pesa de una forma tan especial y característica sobre el espíritu de los vivos cadáveres de tantas generaciones pasadas.
Los desastres de la guerra son los que que son porque fueron creados por un español en un momento concreto, y en un momento especialmente atormentado y autoatormentado, de la historia de España. El "genio " de Goya, cabe argumentar, hubiera encontrado expresión en cualquier parte que viviese. Puede que sea cierto, pero es algo que está más allá de lo concebible. La forma de su expresión, su misma fuerza, lo debe todo al hecho de que Goya fue una concreta clase de español que trataba de vivir en una concreta España. Si el historiador rinde el debido respecto a las fronteras de lo posible y el debido respeto a los privilegios de la personalidad individual, los afanes de Goya le abren paso a los afanes del pueblo español.

"La personalidad histórica de Goya", en Gwyn A. Williams, Goya y la revolución imposible,

martes, 17 de junio de 2008

GOYA: REFERENTE PARA EL ARTE CONTEMPORÁNEO

Goya fue el prototipo de creador vanguardista. Se anticipa en el tiempo a las nuevas corrientes artísticas que aparecen a partir del siglo XIX al compás de los cambios técnicos, económicos y sociopolíticos.
Su obra se convertirá en un referente y en fuente de inspiración para grandes artistas que, en su mirada al arte, reinterpretan aquello que les ha impactado y lo hacen suyo al añadir su impronta personal.
La técnica ágil, la mancha de color, la insinuación de las formas fue un valor de futuro pero la fuerza expresiva que imprime a los protagonistas de sus obras, la captación psicológica que consigue extraer los sentimientos más profundos del ser humano, hacen de él un artista comprometido con el mundo que le rodea y proyectan su obra a través de otras miradas, de otros pinceles...
Cuadros como los de Manet, Gisbert o Picasso son ejemplos de la fuerza que tuvieron para ellos las pinturas del dos y el tres de mayo de 1808.

REINTERPRETACIONES DE GOYA

GOYA: FUSILAMIENTOS DEL 3 DE MAYO EN LA MONCLOA, 1814


PICASSO: MATANZA EN COREA, 1951

MANET: FUSILAMIENTO DE MAXIMILIANO, 1867 GISBERT: FUSILAMIENTO DE TORRIJOS, 1888


lunes, 16 de junio de 2008

GOYA: LIBERTAD Y COMPROMISO DEL ARTISTA

"El Goya que pinta las obras recogidas en esta exposición es un hombre que quiere romper con su pasado. Se acaba de quedar sordo, pero lo importante es que ha logrado sobrevivir a una grave enfermedad. Cuando se recupera, su escala de valores es radicalmente diferente a la que había presidido su vida. Está convaleciente y es un hombre débil. No le interesa lo superficial y está decidido a ser un artista independiente. Quiere acabar con sus cuadros de gabinete. Comienza entonces la maduración del genio, aunque se recrudecen también las envidias y las zancadillas por parte de toda esa sociedad noble a la que tan alegremente había retratado...

...Nombrado pintor de cámara en 1799, y confirmado así como máximo servidor de la realeza y de la aristocracia, Goya no renuncia a sus sueños y empieza a dar paso hacia un arte de mayor intimidad e independencia, a la vez que sus series de grabados se vuelven cada vez más ácidas".

EL DOS DE MAYO

El 2 de mayo siempre me provoca sentimientos encontrados. Por un lado, cómo no sentir orgullo de aquellos madrileños de alpargatas que se echaron a la calle con piedras y palos para combatir a pecho descubierto al ejército más poderoso del mundo. Cómo no admirar el arrojo y la generosidad de un pueblo que decidió, espontáneo, defender su independencia con absoluto desprecio de la propia vida. Y por contra, cuánto sacrificio y cuánto valor gastado en una causa que trágicamente frenaba los vientos de la Ilustración, tan necesarios para despejar de ignorancia, regresión y absolutismo aquella España empobrecida y retrógrada. Puedo imaginar lo duro que fue para la progresía de entonces defender los aires de libertad trepando por aquella catarata de pasiones patrióticas y cargando con la etiqueta de afrancesados. Napoleón nunca debió meter sus bayonetas en España y, sobre todo, nunca debió convertir en deseado al monarca más indeseable de nuestra historia. La gran paradoja es que por malo que fuera José Bonaparte, nunca hubiera sido un rey tan nefasto como ese gran cabrón que reinaría bajo el título de Fernando VII. El tipo que traicionó a los patriotas que le salvaron el culo, enfrentó a su pueblo y lo condenó por décadas al atraso y la incultura. Pero Napoleón Bonaparte no era español, y enfrentarse al orgullo de una nación es un error estratégico indigno del genio militar de aquel pequeño gran corso. Es, pues, el orgullo como pueblo y su enorme valor el que debemos celebrar cada 2 de mayo y ninguna otra cosa, porque los sucesos posteriores a esa fecha no le hicieron justicia a la sangre derramada por nuestros héroes.
CARMELO ENCINAS (20/10/2007 EL PAIS)

GOYA

      
      Goya from Ana Rey

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