lunes, 10 de enero de 2022

LA NUEVA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA REVIVE EL MITO ICÓNICO DE LA ANTIGUEDAD

A partir de la fundación de Alejandría por Alejandro Magno, la ciudad se convirtió en el centro cultural del mundo antiguo y su Biblioteca  concentró el saber de la Antigüedad hasta tal punto que llegó a ser un símbolo del conocimiento. Aunque no sobrevivió a los avatares de la Historia, su trascendencia llegó hasta nuestros días y  estimuló el deseo de revivir aquel icono con la creación de una nueva Biblioteca de Alejandría.
            
           
                  
La evolución del cerebro del Homo sapiens tuvo consecuencias trascendentales para la humanidad. Enseguida se hace necesario un sistema de comunicación e información. Los cazadores grababan en sus instrumentos de hueso mensajes informativos con signos simbólicos que suponen el  inicio de un sistema lingüístico abstracto y que da poder a quién lo conoce. 
Bastón de mando (c. 10000 a.C.) Cueva de Pendo. Madrid, M. Arqueológico Nacional.
Con la aparición de la civilización urbana surge la escritura. En Sumeria las palabras se gravaban sobre tablillas de arcilla. También se utilizó la piedra, la madera y el metal y más tarde se encuentra un nuevo soporte que perfecciona el proceso de escribir, el papiro en el que las palabras se realizaban con cálamo y tinta. 
Comienzan a contabilizarse documentos de todo tipo y surge la necesidad de buscar un sistema de archivo y de registro que permitiera localizarlos con rapidez para su consulta y comprobación de datos.
Alejandro muy pronto fue consciente de que la información es poder y así quiso hacer acopio de todos los documentos, textos y libros que circulaban a través del Mediterráneo y concentrarlos en la ciudad de Alejandría. No pudo culminar su proyecto. Será su sucesor Ptolomeo el que lleve a cabo la iniciativa de construir la Biblioteca y el Museo de Alejandría.
“En un mundo caótico adquirir libros es un acto de equilibrio al filo del abismo” WALTER BENJAMIN
Las bibliotecas eran centros de poder. Allí se reunían archivos de los distintos reinos e imperios y  en ellas se depositaban las escrituras sagradas.
Se considera que la gran Biblioteca de Alejandría fue el primer centro de investigación del mundo, y el núcleo intelectual más importante de la antigüedad. Se calcula que llegó a albergar 700.000 manuscritos, cada uno de los cuales era catalogado, referenciado y colocado en el estante preciso destinado a ese saber.
El edificio está situado en el malecón de Alejandría, cerca del lugar donde se supone que se encontraba la antigua biblioteca. Edificio futurista con capacidad para albergar 20 millones de libros, mapas y archivos multimedia. Fue diseñado por el estudio de arquitectura noruego SNØHETTA, -consorcio Snohetta/Hamza- con forma de un enorme cilindro cortado oblicuamente; se distribuye en once plantas y ocupa una superficie aproximada de 85.000 metros cuadrados. Es capaz de contener hasta ocho millones de volúmenes.
Cilindro  construido de cemento, cristal y granito. La fachada, realizada con materiales traídos desde Asuán y dispuesta con bajorrelieves caligráficos de la mayoría de las lenguas del mundo.  Letras, jeroglíficos, pictogramas y símbolos de más de 120 escrituras distintas.
  

El edificio consta de once niveles, de los cuales cuatro se hallan por debajo del nivel de la calle. Posee una sala hipóstila   estilo egipcio, sostenida por columnas de hormigón y madera noble, situada en el centro del edificio, destinada para lectura, con un aforo de 2.000 lectores bajo su techo inclinado, con ventanas especialmente diseñadas para dejar pasar la luz natural, pero evitando los rayos directos del sol que podrían dañar la colección. El salón de lectura más grande del mundo. 
  
Su cubierta es circular, haciendo así un homenaje al dios  egipcio Ra, el dios del Sol.  Realizado con paneles de vidrio -inclinados hacia el mar- que asemejan un reloj solar; Esta cubierta está diseñada y construida de tal manera que la combinación de vidrio y aluminio tamiza la luz interior, mientras que por fuera se refleja hacia el Mediterráneo, como un recuerdo del famoso Faro de Alejandría.
"El libro es, sobre todo, un recipiente donde reposa el tiempo. una prodigiosa trampa con la que la inteligencia y la sensibilidad humana vencieron esa condición efímera, fluyente, que llevaba la experiencia del vivir hacia la nada del olvido”. EMILIO LLEDÓ:  “Los libros y la libertad” 


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