Su obra escultórica se caracteriza por ser una interpretación poética de lo real, una especie de “realismo metafórico”. En sus esculturas, aparentemente más abstractas se puede discernir siempre el origen de las formas, más que creadas “recreadas, extraídas del mundo real. El arte de Alberto está profundamente enraizado en España: tanto en la tradición artística ( escultura ibérica, Goya…) como en el medio físico, vegetal y geológico de Castilla. El arte de Alberto es nacional y popular.
Alberto utiliza todo tipo de materiales y emprende una renovación radical de las formas escultóricas. Abandona la concepción tradicional de la estatua e introduce el espacio: en sus esculturas aparece de modo reiterativo “el hueco”, “el vacío activo” que forma parte esencial de la obra, como elemento volumétrico-espacial de indudable procedencia cubista.
Sus volúmenes se estilizan en formas de apariencia vegetal, verdaderas masas que adquieren una orgánica fisonomía de tierra trabajada.
Artista inmerso en el espíritu de las vanguardias históricas desde la perspectiva de un surrealismo ibérico, repleto de sorprendentes intuiciones y adelantos a las realizaciones de su tiempo, vivió el azar de la guerra y el exilio con perjuicio irreparable para la conservación de su obra. "Ésta es la primera tragedia para la obra de mi padre, reconocer que sus grandes realizaciones del período que él denominaba abstracto se han perdido irreparablemente“ ( su hijo Alcaén). Son aquellas obras que en 1937 quedaron bajo los escombros de su casa de Madrid, batida por la artillería y reducida a escombros.
Alberto Sánchez es el arquetipo de autodidacta, que supo aunar en su trabajo memoria y experiencia. Trabajó la escultura y la escenografía, lo que ayudó a que viviera intensamente la vida artística española durante los años de la República.Según Brihuega Alberto vivió la más hermosa historia artística contemporánea,
Se le considera uno de los renovadores del arte español a mediados de los años veinte. Sus esculturas geométricas cargadas de "energía futurista y atentas a la mirada moderna sobre el clasicismo", Su trabajo como escultor fue pletórico, rico, lleno de compromiso. Como también lo fue su labor como escenógrafo. Sus colaboraciones con la compañía de teatro de Lorca, "La Barraca", consiguieron difundir el arte de vanguardia en el pueblo.
PALABRAS DE PICASSO SOBRE ALBERTO
"Todos le llamábamos Alberto y ya casi nadie se acordaba de su apellido. Alberto, a secas, era suficiente, porque sólo había un Alberto.
Era un hombre de recia y honda personalidad, con un formidable sentido del humor, y una gracia socarrona y bondadosa a un tiempo.
Era un hombre muy grande, como aquella escultura que presentó en la Exposición de París y que habría que buscar ahora, saber dónde está. La obra de Alberto ha influido considerablemente en muchos artistas de nuestra época, en muchos artistas importantes.
Con sus teorías y su obra suscitó una inquietud creadora e impulsó los movimientos artísticos de vanguardia que rompieron a España con el academicismo, con el conformismo reaccionario.
Recuerdo dos anécdotas que caracterizan la concepción artística de Alberto de una forma muy concreta.
Una vez, entrando en una casa moderna, Alberto dio un gran puntapié a un tabique y lo tiró: «Esta casa no es buena, dijo Alberto. Como las casas modernas, el arte que no resiste las patadas no es bueno». Otra vez, Alberto me contó lo siguiente: Había en el Museo del Prado un copista que se volvió loco. Y es que, al estar copiando un cuadro donde había 33 pajarillos Alberto pasó por allí, los contó y vio que en la copia faltaba uno, volvió a contar el copista y faltaban dos. En Ciempozuelos terminó el hombre, decía Alberto, a resultas de aquel error.
A menudo recuerdo esta historieta de Alberto, no sólo por su gracia, sino por su contenido crítico contra el arte de pura imitación. Era un hombre muy grande, un hombre muy grande, nuestro Alberto".
"Todos le llamábamos Alberto y ya casi nadie se acordaba de su apellido. Alberto, a secas, era suficiente, porque sólo había un Alberto.
Era un hombre de recia y honda personalidad, con un formidable sentido del humor, y una gracia socarrona y bondadosa a un tiempo.
Era un hombre muy grande, como aquella escultura que presentó en la Exposición de París y que habría que buscar ahora, saber dónde está. La obra de Alberto ha influido considerablemente en muchos artistas de nuestra época, en muchos artistas importantes.
Con sus teorías y su obra suscitó una inquietud creadora e impulsó los movimientos artísticos de vanguardia que rompieron a España con el academicismo, con el conformismo reaccionario.
Recuerdo dos anécdotas que caracterizan la concepción artística de Alberto de una forma muy concreta.
Una vez, entrando en una casa moderna, Alberto dio un gran puntapié a un tabique y lo tiró: «Esta casa no es buena, dijo Alberto. Como las casas modernas, el arte que no resiste las patadas no es bueno». Otra vez, Alberto me contó lo siguiente: Había en el Museo del Prado un copista que se volvió loco. Y es que, al estar copiando un cuadro donde había 33 pajarillos Alberto pasó por allí, los contó y vio que en la copia faltaba uno, volvió a contar el copista y faltaban dos. En Ciempozuelos terminó el hombre, decía Alberto, a resultas de aquel error.
A menudo recuerdo esta historieta de Alberto, no sólo por su gracia, sino por su contenido crítico contra el arte de pura imitación. Era un hombre muy grande, un hombre muy grande, nuestro Alberto".
EL ARTE POÉTICO LE RINDE HOMENAJE
De Alberto se han dicho las cosas más hermosas, las más poéticas, las más entusiastas. “Es el único escultor del rayo -escribía Miguel Hernández-, el único que graba el color de la madrugada, el único que ha hecho un monumento a los pájaros y una estatua al bramido...”.
El arte de Alberto es profundamente popular. Nunca dejó de ser un campesino, ni nunca dejó tampoco de ser español. Pero Alberto sigue siendo en este país en el que nació un ser desconocido y, sin embargo, Alberto ha sido quizá en la escultura lo que Picasso en la pintura.
Alberto deja una obra desperdigada, en parte perdida, pero con unos cimientos muy profundos para el arte, con una endiablada personalidad, con un sentido de anticipación, con una auténtica revolución sobre la forma. Se alargó con una pasión mística y revolucionaria hasta proporcionar una estrella al pueblo español sin importarle por ello estrellarse. Se estrelló con su pueblo, ya que ambos tenían la misma estrella. "Pájaro bebiendo agua"
Neruda, Alberti, Bergamín, Blas de Otero, Picasso, Buñuel, Miguel Hernández ... intelectuales de su época, compartieron momentos y vivencias con Alberto... también su arte...
PALABRAS DE UN ESCULTOR
"Me dicen: la ciudad. Y yo respondo...: el campo. Con las emociones que dan las gredas, las arenas y los cuarzos: con las tierras de almagra alcalinas, oliendo a mejorana, entre vegetales de sándalo, con las hojas secas de lija, y un arroyo de juncos con puntos de acero galvanizado; con las tierras que alcáen de la Sagra toledana y los olivos, de tordos negros cuajados; también un sapo venenoso con amargor de retama y sabor de rana viva; y en el río, un pez saltando perseguido de lombrices... que a todo ello lo mojan las lluvias y el sol lo vuelve cieno; que todo tenga olor de tormentas y de rayos partiendo higueras;" Alberto
“Que de aquí en adelante no sea más que un terrón de castellanas tierras; que el terrón sea de tierra parda en invierno, con rojo viejo de Alcalá, con amarillo pajizo y matas de manzanilla de Toledo; que tenga también blanco de Luna de Pantoja y Alamada
(…) Yo deseaba que todos los hombres de la tierra disfrutaran esta emoción que me causaba el campo abierto. Por eso siempre he considerado este arte un arte revolucionario, que busca la vida.” Alberto
Cuando Alberto Sánchez murió, en 1962, en el lejano exilio soviético, comenzaba la construcción de un mito que fascinaría a la izquierda española en la última década del franquismo y en los años de la transición. Alberto era el artista proletario por antonomasia: herrero y panadero antes de llegar a ser escultor. Era un creador de vanguardia, pero muy lejos del vanguardismo “esteticista”, “cosmopolita” y “deshumanizado”; su “mano de raíz”, como decía el poeta Miguel Hernández, se hundía en la tierra castellana y la propia tierra (el páramo, el toro, los pájaros, la campesina) dominaba su obra. Alberto era, en fin, el combatiente político, el autor del monolito "El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella", erigido ante el pabellón de la República en la Exposición Universal de París de 1937.
http://www.vallecastodocultura.org/cabecera/HISTORIA/Escuela/A_SANCHEZ/A_Sanchez.htm
"Me dicen: la ciudad. Y yo respondo...: el campo. Con las emociones que dan las gredas, las arenas y los cuarzos: con las tierras de almagra alcalinas, oliendo a mejorana, entre vegetales de sándalo, con las hojas secas de lija, y un arroyo de juncos con puntos de acero galvanizado; con las tierras que alcáen de la Sagra toledana y los olivos, de tordos negros cuajados; también un sapo venenoso con amargor de retama y sabor de rana viva; y en el río, un pez saltando perseguido de lombrices... que a todo ello lo mojan las lluvias y el sol lo vuelve cieno; que todo tenga olor de tormentas y de rayos partiendo higueras;" Alberto
“Que de aquí en adelante no sea más que un terrón de castellanas tierras; que el terrón sea de tierra parda en invierno, con rojo viejo de Alcalá, con amarillo pajizo y matas de manzanilla de Toledo; que tenga también blanco de Luna de Pantoja y Alamada
(…) Yo deseaba que todos los hombres de la tierra disfrutaran esta emoción que me causaba el campo abierto. Por eso siempre he considerado este arte un arte revolucionario, que busca la vida.” Alberto
Cuando Alberto Sánchez murió, en 1962, en el lejano exilio soviético, comenzaba la construcción de un mito que fascinaría a la izquierda española en la última década del franquismo y en los años de la transición. Alberto era el artista proletario por antonomasia: herrero y panadero antes de llegar a ser escultor. Era un creador de vanguardia, pero muy lejos del vanguardismo “esteticista”, “cosmopolita” y “deshumanizado”; su “mano de raíz”, como decía el poeta Miguel Hernández, se hundía en la tierra castellana y la propia tierra (el páramo, el toro, los pájaros, la campesina) dominaba su obra. Alberto era, en fin, el combatiente político, el autor del monolito "El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella", erigido ante el pabellón de la República en la Exposición Universal de París de 1937.
http://www.vallecastodocultura.org/cabecera/HISTORIA/Escuela/A_SANCHEZ/A_Sanchez.htm
4 comentarios:
Alberto é todo un personaxe.
Está moi ben que lle adiques unha entrada a este sorprendente escultor que, a pesares dos seus méritos, non goza aínda de todo o recoñecemento que merece e segue a ser un grande descoñecido para a maioría. Forma parte dese grupo de artistas españois de pre-guerra que, no seu momento, estaban na cabeza da vangarda e despóis caeron no esquecemento ó non acadar a sona de Picasso ou Dalí.
Outro deses artistas foi o escultor Manolo (Manuel Hugué), así, sen apelidos, tal como firmaba e como era coñecido, tamén amigo de Picasso quen o agasallou con moitas obras súas.
Pagaría a pena redescobrer a todos eles.
La personalidad de Alberto siempre me llamó la atención. Sus esculturas tienen una gran plasticidad, su valoración del hueco, del vacío activo como elemento fundamental de la obra, como integración del espacio en la escultura me parece un gran acierto.
Con respecto a Manolo tengo in mente hacer una entrada en el blog. Tanto Alberto como Manolo fueron un hallazgo de mi época universitaria, gracias a un magnífico profesor de escultura española y de Teoría del arte que nos acercó a su obra.
Tenía la intuición de que esta entrada te iba a gustar...por eso de lo trasgresor del personaje.
¿Acierto?
Saludos
Non estabas equivocada na túa intuición e xa me está a tardar esa entrada de Manolo. Bo profesor ése, capaz de prestar atención ós nomes "menores" da arte.
Saúdos.
En esos nombres menores uno puede encontrar una gran sensibilidad artística y, en este caso, hasta uno tan grande como Picasso le prestó atención.
"Un menor tan grande" al que los intelectuales reconocieron sus valores y le dedicaron espacios poéticos. ¡Cómo no va a merecer mi atención!
¡Ten paciencia...ya vendrá Manolo! Despacio pero viene.
Saludos
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