"Nafea faa ipoipo" ("¿Cuándo te casas?"), 1892 |
La verdadera obsesión de
Gauguin es ir más allá de cualquier convencionalismo artístico y social y, para
ello, decide dar el primer paso hacia una aventura que marcará el arte del
siglo XX: su marcha a Panamá y las Antillas francesas, instalándose en
Martinica, en el año 1887,
donde aparecen sus primeras propuestas marcadas por el indigenismo.
"Al borde del mar", 1887 |
En 1891, viaja a Tahití,
isla que imagina paradisíaca
y primitiva. Allí realiza
sus famosos cuadros sobre temática indígena. El artista desea
"vivir allí el éxtasis, la calma y el arte". Sus dificultades
financieras, sus preocupaciones estéticas muy baudelairianas, de "invitación al viaje“, lo empujan hacia la lejanía
para escapar a "esta lucha europea por el dinero", para ser "libre al fin".
"Orana María" (Ave María), 1891 |
"Tahitianas con flores rojas", 1892 |
Gauguin sale de París el 28 de junio y el 3 de julio se embarca en Marsella
rumbo al Océano Pacífico. Confiará obras suyas a Charles Morice, Daniel de Monfried y Ambroise Vollard, con los
cuales mantendrá una intensa relación epistolar. Ellos constituirán sus únicos
lazos con Francia.
En 1897, Gauguin recibió
el duro golpe al saber que su hija Aline de
veinte años había muerto por una neumonía. Su salud empeoró y al no marchar
bien las ventas en Francia toma la decisión de quitarse la vida. Así lo expresa en una carta escrita a Daniel de Monfreid en 1898.
Gauguin se refería a su obra "¿De dónde venimos? ¿Quiénes
somos? ¿A dónde vamos?“ que debía ser la
coronación de su vida artística y resultó ser un comienzo, una visión hacia la
simplicidad y hacia una enorme libertad, la simbiosis perfecta entre unas
fuerzas místicas llegadas desde la noche de los tiempos, y la cultura y pintura
occidentales. La obra, que es su testamento artístico y espiritual, se puede
interpretar como una metáfora de la vida, desde la infancia hasta la vejez,
pero también como una meditación sobre su sentido, una contraposición entre
naturaleza y razón, representada por las dos mujeres en actitud pensativa.
“Dos tahitianas con
flores de mango”, 1899
|
De las imágenes más
bellas entre las pintadas por Gauguin durante su estancia en Tahití. Hay un protagonismo absoluto de las figuras femeninas que ocupan la mayor parte del cuadro. Sus rostros están perfectamente dibujados.
Las figuras no resultan tan planas como otras de esta etapa: la mano que sujeta la bandeja está en escorzo, al igual que la cabeza de la joven de la derecha.
Predominan los
trazos curvos y las actitudes relajadas que reflejan felicidad.
Fondo a base de
manchas que pierden su referencia espacial (abstracción).
"Cuentos bárbaros", 1902 |
"Mujer con abanico", 1902 |