El siglo XIX contempló la aparición y el desarrollo de las máquinas, de la arquitectura del hierro que transformaría el mundo. Los artistas, grandes observadores de la realidad, perciben con fuerza el progreso y los cambios que el ser humano va a experimentar y comienzan a inmortalizar, en sus obras, las sensaciones visuales y psicológicas que aparecen unidas a los avances tecnológicos.
En el siglo XIX el arte también tuvo su revolución. Se va alejando del academicismo del siglo XVIII y comienza a abrir nuevos caminos que alteran las formas y las técnicas utilizadas hasta el momento. Surgen diversos movimientos artísticos no siempre bien recibidos por la crítica de arte. Todos ellos hicieron al ferrocarril objeto de interés.
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El ferrocarril jugó un
papel importante en la aparición del movimiento impresionista interesado
por captar imágenes fugaces.
El escritor Henri Vincenot destaca la
importancia del ferrocarril en la obra de Camille Corot: "En
el momento en que este gran caminante abandona la diligencia para tomar el
ferrocarril su pintura se modifica y sus paisajes se emancipan. “Ya no serán
puntos de vista pintorescos ofrecidos al viajero detenido, sino "partes
del campo tomadas por un caminante que camina ".
El pintor
Johan Barthold Jongkind, igual que Corot, evoca de manera similar
la influencia decisiva del ferrocarril en su estilo pictórico: "En el
contexto de la ventana del vagón vi, a la velocidad de un flash, más de mil
pinturas sucesivas, pero solo las vi, rápidamente borradas por las siguientes
y, a mi regreso, las volví a ver pero con una luz diferente y eran
diferentes. Y me di cuenta de que esta era la manera de pintar: solo
recordaba la mayor parte de la luz sorprendida en un segundo en
diferentes momentos. La impresión fugitiva en la retina es suficiente. Todo lo
demás es inútil."
“Les fleurs ne sont plus des fleurs, ce sont des taches ou
plutôt des raies rouges ou blanches” VICTOR HUGO
CLAUDE MONET: "La llegada del tren de Normandía a la estación de Saint-Lazare", 1877
Uno de
los maestros del IMPRESIONISMO, Monet. pintó, en 1877, una serie de doce telas
de "La estación de Saint-Lazare" en la que muestra los cambios que
experimentaba el entorno a lo largo del día, ese ambiente en que el humo
del vapor variaba en función de la luz del amanecer, del mediodía,
cenital...
Tras
haber dedicado una parte importante de su obra a la representación
del paisaje, la temática del progreso técnico centrará su
interés. Es la época en que se transforma el urbanismo de
París con Haussman.
La estación Saint-Lazare fue ampliada con
vidrio y acero por el ingeniero Eugène Flachat que realizó
el Pont de l'Europe sobre la estación, cuya imagen
inmortalizó el pintor Gustave Caillebotte.
Los artistas que iniciaron el movimiento postimpresionista compartieron con sus predecesores la época de la revolución de los transportes y el interés por mostrarlos a través de su obra. Dejaron atrás las impresiones fugaces de los impresionistas y centraron su atención en otros aspectos como el color, la luz y las formas.
Frente al predominio de la sensación visual, de la
"impresión" que caracterizó al movimiento impresionista, los
postimpresionistas se interesan más por las sensaciones táctiles, formales,
consistentes, se desligan del arte sensorial y transitorio de los
impresionistas. serán los precursores de los primeros movimientos vanguardistas
del siglo XX.
Van Gogh se interesa por el
paisaje, un paisaje humanizado en el que une la naturaleza y la actividad
humana. Utiliza colores puros con gran carga emotiva.
Fue un movimiento artístico de vanguardia
que se originó en Italia a principios del siglo xx y
que intenta romper con los valores estéticos del pasado reivindicando el futuro
y con él la era de la técnica moderna, la velocidad, la violencia y las
máquinas.
"Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido de una belleza nueva: la belleza de la velocidad. (...) "Los objetos en movimiento se multiplican y se distorsionan como vibraciones a través del espacio."
MARINETTI: "Manifiesto del futurismo", 1909
FORTUNATO DEPERO; "Tren partorito del sol", 1924
El pintor
estadounidense EDWARD HOPPER fue uno de los principales representantes del
realismo del siglo XX. El tratamiento cinematográfico de las escenas y el
personal empleo de la luz son los principales elementos diferenciadores de su
pintura. Aunque pintó algunos paisajes y escenas al aire libre, la mayoría de
sus temas pictóricos representan lugares públicos, como bares, moteles,
hoteles, estaciones, trenes, todos ellos prácticamente vacíos para subrayar la
soledad del personaje representado. Acentúa el efecto dramático por medio de fuertes contrastes de luces y sombras y la escenografía en que
sitúa a sus personajes. Su obra se caracteriza en su conjunto
por representación de la realidad cotidiana y por la
perfecta captación de la soledad del hombre contemporáneo. A través de su
pintura nos acercamos a la América de la Gran Depresión, que para él
simbolizaba la crisis de la vida moderna.
EDWARD HOPPER: “Chair Car”, 1965
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12 comentarios:
Muy bueno tu artículo, otro estilo de arte muy interesante es el Puntillismo abstracto, te recomiendo al artista Gabino Amaya Cacho, es un experto en este tema, sus obras han hecho un cambio total en el arte tanto en España como en toda Europa, deberías ver sus obras.
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