Giovanni Antonio Canal, más conocido como Il Canaletto (Venecia 1697-1768), fue el genial creador del gran icono de Venecia que a partir del Siglo de las Luces hizo que la ciudad fuera universalmente conocida, incluso para todos aquellos que no la han visitado nunca. Con una capacidad de penetración única y duradera, representó en sus pinturas a Venecia y a los venecianos en una verdad perenne, inmune a la decadencia o a la destrucción, destinada a durar para siempre. Con frecuencia ha sublimado la ciudad ampliando sus dimensiones, más allá de los datos topográficos, pero no haciéndolas irreales, porque están sometidas a la superioridad de la representación, al dominio absoluto de una luz que halla su material en la ciudad. Dario Succi y Annalia Delneri
En el actual proceso de urbanización del mundo, en el que no siempre urbs y civitas se acoplan fértilmente para devenir ciudad, el capricho puede sonar a melancolía por arcadias perdidas. Nunca existieron. Y algunas podéis verlas aquí como lo que son: fruto de la voluntad del artista de imaginar siempre mundos diferentes. J. Ramoneda
Diecisiete teatros e innumerables comediantes pueblan la Venecia del siglo XVIII. La representación se desarrolla en el escenario, pero también en la vida normal. Venecia es la capital europea de la diversión y el placer. Teatro, música, fiestas, juego y amor son los pasatiempos de la ciudad y los viajeros europeos acuden a disfrutar de ellos. Los ricos se permiten el lujo de llevarse a casa, como souvenir, una "vedutta" pintada por Canaletto.
Joseph Smith. le encarga la realización de cuadros de paisajes para la decoración de las mansiones de los nobles ingleses que visitaban Venecia durante el Gran Tour.
Pintor especialista en retratar panorámicas conmemorativas. Como la llegada de los embajadores extranjeros a la ciudad, las regatas con que se celebraban las visitas de personajes importantes o las varias fiestas venecianas.
Alejado de la realidad, Antonio Canal, "el Canaletto", inventó Venecia: hizo de ella un medio claro y luminoso, cristalizado en el aura dorada del Siglo de las Luces. La Venecia de Canaletto no es más que el espejismo de la ciudad, de cualidades presuntamente fotográficas, que busca en el espectador el ejercicio de la ilusión. Con todo, la Venecia de Canaletto corresponde al resultado subjetivo, a la transformación vedutista de un momento de esplendor.
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